Muchas veces te pedía que me escucharas, que te quedaras a mi lado, no tenias que decir nada, solo escucharme. Pero nunca lo hacías.
Nunca tus oídos estaban disponibles para mi.
Hoy caminas hacia mi, me miras preocupado y me preguntas como he estado.
Yo simplemente te contesto con una sonrisa en mis labios: por fin he encontrado un par de oídos disponibles.